WWE, además de que se ha hecho historia con la misma empresa dando luchas femeniles en países musulmanes, también tenemos a la primera campeona mundial de Impact Wrestling en Tessa Blanchard; pero ¿en México qué se ha hecho? Los logros: Las luchadoras han tenido la oportunidad de mostrar sus cualidades luchísticas dentro de los encordados, midiendo sus capacidades en contra de hombres, en modalidades en las que pensamos nunca estarían involucradas como la estelarizada por las luchadoras de Triple A en el evento Triplemanía 27, con sillas, mesas y escaleras. También las hemos visto en luchas de jaula como en las funciones del Consejo Mundial de Lucha Libre, las vemos en luchas extremas, luchas previas a eventos estelares, ganando concursos de físico-constructivismo, o convirtiéndose en profesoras de la sangre nueva como Ayako Hamada en la Arena Naucalpan. La relevancia que han tenido luchadoras de la nueva generación quienes se han abierto camino en las arenas independientes como Keyra, Lady Maravilla, Lady Flammer, o Ludark, mujeres que no se han dejado intimidar por las burlas a su físico como Big Mami. También las que continuaron abriendo brecha como Marcela, Amapola, Lady Apache; las que siguen forjando la leyenda de sus progenitores como La Hiedra, Lluvia, Faby y Mary Apache o Shanely; las que han tomado el estandarte de sus empresas como Dalys o Lady Shani. Pero aún falta… Falta que las empresas grandes de México consideren a las mujeres para protagonizar sus eventos magnos como la Triplemanía y los aniversarios del CMLL, falta que se les tome con seriedad, que su físico no sea objeto de ventas de publicaciones como en las revistas o para ganar “likes” en las redes sociales de los medios que dan cobertura a la lucha libre; que su sensualidad y su físico sea complemento de su trayectoria como deportista, que dejen de ser objeto de burlas por no considerarlas bonitas o sexys, que realmente se les dé el lugar que se merecen. Que los aficionados no crean que tienen el derecho de tocarlas de manera lasciva por el hecho de que su vestimenta sea sensual, que no sientan que tienen la libertad de acosarlas por redes sociales o de llamarlas con palabras despectivas por no hacerles caso, que entiendan que ellas hacen su trabajo y que si están colocadas en un lugar privilegiado son por sus logros dentro del cuadrilátero. Aún falta mucho camino para lograr esa equidad que las mujeres aficionadas a la lucha libre y que las mismas luchadoras desean, ojalá lográramos que ellas estelaricen funciones magnas, que realmente creamos que tienen la capacidad de realizarlo. Ojalá existan más mujeres que tengan la oportunidad de escribir acerca de este deporte, de dar su opinión, de demostrar que también saben del pancracio y que no sólo se debe ser un sólo estereotipo de mujer para obtener un lugar dentro del periodismo de la lucha libre. Ojalá fuera distinto.
Foto cortesía de Landru Gladiadores.]]>